Enrique Grau, Guillermo Wiedemann, Alejandro Obregón, Armando Villegas, Fernando Botero y Eduardo Ramírez Villamizar. Foto de Hernán Díaz, 1955 |
“Los
críticos pasan pero los artistas quedan”
(Fragmento)
A una semana de culminar la gran encuesta sobre artes plásticas,
los editores generales de Con-Fabulación (Gonzalo
Márquez Cristo y Amparo Osorio)
entrevistaron a uno de los protagonistas de la plástica, elegido
como la sexta figura más sobresaliente del arte colombiano de todos los tiempos
(según los centenares de lectores que participaron en el mediático estudio cuyos
resultados fueron publicados el 14 de diciembre de 2009).
El colombo-peruano Armando Villegas (Pomabamba, 1926), exponente fundamental de nuestro acervo imaginario, residente en Bogotá desde 1951, acude a su vasta experiencia académica para proponer la cada vez más necesaria pedagogía de la libertad.
El colombo-peruano Armando Villegas (Pomabamba, 1926), exponente fundamental de nuestro acervo imaginario, residente en Bogotá desde 1951, acude a su vasta experiencia académica para proponer la cada vez más necesaria pedagogía de la libertad.
En
el sentido dado por los románticos el arte debe ser una fusión de la vida con
los artilugios estéticos de su autor;
¿desde esa perspectiva se podría decir
que Colombia ha tenido muchos pintores pero muy pocos artistas?
Un pintor o un dibujante es quien conoce
la técnica, pero un artista debe contener un cosmos estético en su interior.
Para él no es posible enfrentarse a su obra sin haber indagado previamente en
las revoluciones de la plástica acontecidas desde las cuevas de Lascaux hasta
nuestro tiempo, y lo más importante, sin dejar en cada una de sus creaciones la
impronta de su feliz o perturbada existencia. El artista es por tanto quien
involucra en su arte la poesía, quien hace de su expresión un hecho poético, porque
lo posee la aguda conciencia de que su obra no es un simple accidente, sino un
proyecto vital.
Usted
trabaja en una extensa serie de pequeñas esculturas en material reciclado, ¿por
qué esa idea de realizar una gigante colección de objetos de gran fragilidad?
Todo comenzó un día en que mi “guerrera”
preferida –mi esposa Sonia Guerrero- me instó a abandonar mis fieles guerreros
por un tiempo para dedicarme a la creación de estas figuritas de madera, trapo
o chatarra reciclada, que ya casi llegan a las 1.001 según lo proyectado, siguiendo
el rumbo instaurado por la inolvidable Sherezada. Me quedan algunos meses de
trabajo para concluir esta lúdica y dispendiosa aventura que será expuesta el
próximo año en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, que ahora ha sido reducido
al MaMBo, como si fuese un género musical.
Durante
décadas ha ejercido la pedagogía, dictó clases en varias universidades e
incluso fue director de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, ¿usted
cree que es posible enseñar una disciplina artística?
El color indica peligro o placidez e
ignoro si eso es posible enseñarlo. El dibujo requiere de cierto virtuosismo
que se puede aguzar y supongo que esto es probable aprenderlo. Tal vez podemos
guiar a alguien para que logre provocar el asombro, con formas y colores, pero sospecho
que lo más importante es que el maestro consiga ayudar al alumno para que encuentre
su liberación, que además de dar claves técnicas pueda transmitir su
insurrección interior. Se me hace imperioso decirlo para concluir: El maestro
debe propagar siempre en sus clases una pedagogía de la libertad, debe enseñar
al alumno a enseñarse, de otra manera habrá esculpido en el viento.
(Diciembre de 2009)